Moverte por Sevilla

La ciudad del color y la luz se ha subido al carro de la movilidad sostenible y puesto a disposición de sus usuarios múltiples formas de poder recorrer sus calles. El caballo de dos ruedas, la bicicleta, está de moda y en Sevilla hay dos servicios de arrendamiento público como son Sevici y el del Consorcio de Transportes Bus+Bici, el cual viene bien si se aloja en el Aljarafe.

Ir en bici se ha convertido en un estilo de vida, una manera más de sentir cómo nos envuelve el movimiento en cada pedaleo al tiempo que observamos los lugares por los que pasamos desde la perspectiva de quien puede parar cuando quiere, respirar y admirar la belleza que le rodea. Los 180 km. de carril bici de los que disponemos hace que no sólo salga fácil, sano y económico el visitar los puntos importantes de la ciudad, sino que esté en nuestras manos (y nuestros pies) contribuir a la sostenibilidad del entorno.

Son 70.000 los desplazamientos diarios que registra la bicicleta en esta ciudad donde el sol colorea los naranjos. Un número que aspira a más personas capaces de apuntarse a la revolución de la vitalidad que proporciona el movimiento impulsado por sus propias piernas, así como poder oler el azahar en cada impulso cuando toca. Los que deseen combinarla con el metro, deben saber que las bicicletas plegables no tienen restricción alguna por considerarse simplemente bultos y que, para salir o entrar con cualquiera de ellas, deben hacerlo siempre por el ascensor. Al entrar al vagón hay que fijarse en las puertas señalizadas a tal efecto y en el interior deben colocarse en el espacio habilitado para ello.

Si por el contrario deciden coger el tranvía, deben saber que es uno de los medios más fotografiados por los turistas. Nuestro gusano flamenco que durante la feria se pone el sombrero para anunciar la fiesta, hace las delicias del viandante que lo encuentra a su paso por la Avenida de la Constitución desde Plaza Nueva y que puede llegar hasta San Bernardo.

Sea cual sea la forma que elija para moverse en Sevilla recuerde mirar el espectáculo que se enciende ante sus ojos y disfrutar del camino, porque es todo lo que tenemos, una sucesión de instantes que dejan la huella indeleble de quien sabe respirarlo. Y ya saben, respirar bien es vivir mejor.

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