Un Legado Dorado
- Retazos de Sevilla
- 17 ene 2017
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Un tesoro de collares, brazaletes, placas de cinturón y pectorales, cráteras, un sepulcro de corredor, la Atlántida; esa tierra misteriosa de rica y refinada cultura... sí, nos referimos a Tartesos. Cuando el griego Kolaios se vió arrastrado más allá de las Columnas de Hércules hasta nuestras tierras no pudo imaginarse que su aventura le llevaría a tales ganancias, uno de los viajes más prósperos allá por el siglo VII a.C.
El estrecho de Gibraltar era para entonces el oscuro portal al fin del mundo, el lugar donde el sol iba a morir cada día a las aguas de un océano infinito. No se figuraban los griegos que no era el Jardín de las Hespérides con sus manzanas de oro el que adornaría “la habitación” tras la puerta del Hades gibraltareño, sino una tierra rica en oro, plata y cobre. Hoy también naranjas.
Así, en la localidad de Camas se encontró el Tesoro del Carambolo compuesto por 21 piezas de oro de 24 quilates que puede verse en el Museo Arqueológico de Sevilla. Estas piezas podrían haber servido de ornamentación a algún mandatario religioso o político en un espacio de culto para sus ritos. Sorprendentemente, también se baraja la posibilidad de que este exorno encontrado junto a piezas de cerámica y huesos de animales fuera utilizado para ataviar a toros considerados sagrados.
Aunque no pueden extraerse conclusiones definitivas por la falta de datos acerca de la civilización tartésica, se puede afirmar que estuvieron y dejaron su impronta bajo el suelo que pisamos en la actualidad haciendo, aún más mágicas, nuestras calles. Y es que bajo el suelo de Puerta Jerez descansa enterrado uno de los enormes sepulcros de grandes piedras llamado “de corredor”. Pasado y presente unidos en la baraja del tiempo.
Fuentes
http://www.museosdeandalucia.es/

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